Muchas empresas cuentan con una “misión empresarial” que declara el propósito de la organización. Sin embargo, parece común que dicha misión sea ignorada por los empleados e incluso líderes. La realidad es que recordarla resulta irrelevante para la mayoría. Una frase que sirve al departamento de relaciones públicas y no mucho más. Bajo esta perspectiva, la única razón de tener una misión radicaría en cómo la organización se presenta externamente.

Esta historia parece replicarse con muchos de los elementos de lo que se conoce como cultura empresarial. Las compañías determinan misiones y principios que son comunicados a los empleados, quienes no encuentran mucha utilidad tangible en conocerlos. ¿Quiere esto decir que la cultura empresarial es irrelevante?

Yo diría que no.

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